EL SANTUARIO DE NTRA. SRA. DEL ESPINO (I): ARQUITECTURA

        El Santuario de Nuestra Señora del Espino se sitúa en un cerro próximo a la localidad de Hoyos del Espino. A lo largo de los siglos, han sido varios edificios que han formado parte del este complejo, aunque solo se conservan actualmente la iglesia y el campanario.

Exterior de la iglesia de Ntra. Sra. del Espino

Exterior de la iglesia de Ntra. Sra. del Espino

       Debió existir un edificio anterior en el lugar que hoy ocupa la iglesia. Esto se cree debido a que la fecha de la aparición de la Virgen, que concuerda con la cronología de la talla que la representa, estaría en torno al siglo XIII. Por tanto entre esa fecha y finales del siglo XV, cuando comenzaron las obras del templo actual, debió haber una modesta capilla que alojase la imagen, tal vez construida en adobe o madera.

Por otro lado, también hubo un hospital de peregrinos regido por los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, aunque la única prueba de su existencia, hasta el momento, son las indulgencias que se conservan unidas al documento comúnmente conocido como El Libro de los Milagros de Ntra. Sra. del Espino. Posteriormente se edificó en ese mismo solar la santería que por desgracia se quemó hacia 1989. A esa santería, asimismo, se adosó un torreón, del que hablaremos en próximas entradas, que, casualmente también fue víctima de un incendio, creemos que hacia el siglo XVI.

Estado de la santeria tras el incendio, h. 1990.

        Separado de la iglesia, detrás de la cabecera, se encuentra el campanario cuya altura no supera la del templo. Dicha separación y falta de altura, si bien llaman la atención, no son raras en absoluto, ya que este tipo de torres tenían una doble función: la litúrgica, como campanario, y la de puesto de vigilancia del pueblo y alrededores. Incluso, podría tratarse de una construcción anterior a la iglesia. Durante mucho tiempo se creyó que este era el torreón anteriormente mencionado, pero no es así, ya que en la documentación se menciona exactamente la ubicación de aquel a los pies de la iglesia.

Finalmente, la Iglesia presenta planta longitudinal de una sola nave y tres tramos bien diferenciados. Está construida enteramente en sillería de granito local. La construcción de esta iglesia, como hemos dicho, comenzó a finales del siglo XV. Este dato no nos la aporta la escasa documentación que conservamos, sino la propia morfología del templo. La cabecera y el primer tramo de la nave son un claro exponente del gótico abulense en época de los Reyes Católicos ya que presentan la decoración de bolas, típica de esta época, en la cornisa y ventanales exteriores y en las ménsulas del interior.

La Capilla Mayor es poligonal de cinco lados, sus esquinas se corresponden con seis grandes contrafuertes que tienen como misión recoger los empujes de la bóveda a través de los nervios. El primer tramo de la nave se concibe de un modo similar. La sensación de continuidad se consigue en el interior, por medio de las bóvedas nervadas que componen formas más o menos estrelladas con las claves destacadas -muy similares a las que cubren los presbiterios de las iglesias de Navarredonda de Gredos, Muñana y Navalmoral- y también a través del banco de piedra corrido que abarca ambos espacios.

Interior de la iglesia, Capilla Mayor y primer tramo de la nave

         En este tramo se abre una pequeña puerta adintelada que da paso a la sacristía. Esa portezuela no fue el único acceso que tuvo dicha estancia, ya que existió otra puerta mayor, hoy cegada, que la comunicaba con el exterior. De ella quedan como testigos los dinteles embutidos en el muro que da al pórtico de entrada y, al interior, el arco de medio punto que la coronaba.

El segundo tramo de la nave, se construyó ya en pleno siglo XVI. Los nervios de las bóvedas se hacen más complejos formando un gran círculo con una gran clave central en la que aparece tallado un crismón. Aquí se abre el acceso principal al templo, un gran arco de medio punto -con su puerta original- orientado al sur y precedido de un pórtico con columnas toscanas.

Vista de la bóveda del segundo tramo de la nave.

        El último tramo, es más tardío, fruto de una ampliación llevada a cabo durante el siglo XVII. Esta última parte es la única que presenta los contrafuertes en el interior y no al exterior como el resto. Acoge el coro sobre un gran arco escarzano y una balaustrada que lo separa del segundo tramo. Todo ello está cubierto por una bóveda vaída de sillares perfectamente trabajados.

Para evitar epidemias, como en tantas otras iglesias, se encalaron sus muros y bóvedas. Era además muy necesario, ya que el propio suelo del templo acogía una serie de enterramientos de los que dan fe las lápidas numeradas que lo recorren por entero.

A comienzos del sigo XX se decidió decorar con policromía, aunque sin ningún interés artístico, los nervios y la plementería de las bóvedas en tonos rojos y amarillos. Tanto el revoque como la policromía fueron eliminados por el hacia 1990.

En 1988 se acometieron una serie de reparaciones en el tejado del templo, se cambiaron las antiguas vigas de madera por otras de hierro. En esa misma fecha, se reconstruyó el pórtico de acceso al templo, echando abajo el construido entre 1655 y 1669 , del que todavía se pueden apreciar restos en la fachada.

A pesar de todos estos avatares, la iglesia conserva numerosas obras de gran interés de las que hablaremos en próximas entradas.

Andrés M.

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